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Un Mundo en 4D

Una historia del Oeste. Por Tostadora

Una historia del Oeste. Por Tostadora

        El borracho había dejado repentinamente de beber (y cantar) mientras secaba con sus dedos las gotas de sudor que nacían en su sombrero de cowboy y morían en la frente. Mientras, un muchacho pelirrojo de unos catorce años, rodeado en la barra del saloon por varios vasos de aguardiente vacíos respondía al camarero:

 

-Is that so? ´Cos I´m Bill Harrington, from New York. (¿De veras? Pues yo soy Bill Harrington de Nueva York.)

 

El comienzo de esta historia no recoge la ortodoxia del Far West, disparar primero y hablar después. Pero esa es la belleza de las artes narrativas: la posibilidad de dar saltos en el tiempo para hacer entender mejor una historia (o, siendo totalmente sinceros, para hacerla entender como al narrador le dé la gana). Y según la Física, es algo totalmente legítimo pues el tiempo quizás solo fuera una ilusión humana ya que parece que todo, pasado, presente y futuro, sucede a la vez.

 

Anochece en Llano Estacado y un mejicano grande y gordo, empachado de revólveres, entra en el bar saludando a todas las putas madres de los allí presentes. Es Belisario Villagrán, de Chihuahua. Uno de los pistoleros más respetados, y por tanto temido, de aquel lado de la frontera. El silencio resuena como eco del miedo y aunque el borracho sigue cantando, ahora lo hace en un murmullo ahogado. Belisario observa una sala vacía de agallas, esta noche no habrá ninguna nueva muesca en el revólver, se lamenta.

 

De repente, un sonido semejante al de un martillo golpeando en una robusta mesa de madera, cruza la habitación a la vez que unos cuantos gramos de plomo. Villagrán cae fulminado. No será necesario un segundo disparo. Un chico pelirrojo y lleno de pecas enfunda un arma que todavía humea y prosigue su conversación con el camarero.

 

-Is that so?...

 

Entre vítores alguien se acerca al chico y le dice que semejante muerte merece ser marcada en el revólver. Bill responde que “no vale la pena anotar mejicanos”. Bill era todavía un niño cuando mató a Villagrán, pero ya era Billy El Niño.

 

 

 

 

 

 

 

 

3 comentarios

luzazul -

has matado al meXicano dos veces.

Tostadora -

Gracias kasoperdido. Lamento que si has visitado esta página varias veces no te hayas encontrado ningún artículo nuevo (estamos de vacaciones). A partir del 1 de septiembre volveré a actualizar periódicamente.

Y tu te puedes permitir disparar antes de hablar: eres un caso perdido.

kasoperdido -

Parece que nadie se anima a comentar este post. Lo he leido un par de veces buscando un hueco por el que introducir un comentario, sin embargo lo único que se me ha ocurrido es "disparar" antes de hablar, y una vez llegada la hora de hablar no tengo nada que decir. Así que ya sabéis amigos, disparad, puede que os ahorréis muchas palabras inecesarias.