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Ajedrez y el CI. Por Tostadora.

Ajedrez y el CI. Por Tostadora.

El ajedrez está considerado el deporte mental por excelencia. Se asume que un buen jugador debe aunar en alto grado cualidades como inteligencia, visión espacial, capacidad de cálculo e imaginación. Es decir, consideramos a los Grandes Maestros (aquellos jugadores que en el ranking de la Federación Internacional de Ajedrez –www.fide.com- alcanzan una marca superior a 2600 puntos ELO) como personas con un alto CI. Por ejemplo, Bobby Fischer, el carismático campeón estadounidense, tenía una puntuación en los tests de inteligencia cercana a los 200 (una persona normal ronda los 100 y un superdotado los 130-140), Garry Kasparov, no bajaba de los 190 en ninguno, y la joven estrella noruega Magnus Carlsen -16 años y uno de los diez mejores jugadores del mundo- parece acercarse a esos registros mientras Einstein no pasaba de 185.

 

Sin embargo, en un estudio realizado por Michael Atherton y Xiangchuan Chen, descubrieron al analizar a varios jugadores de ajedrez que las zonas cerebrales que se activaban eran “las relacionadas con la atención, la percepción espacial y la rotación mental de objetos” (Javier Sampedro dixit) pero que las implicadas en el análisis inteligente permanecían apagadas, “durmiendo en el sueño de los justos” (Javier Sampedro dixit again). Entonces, ¿no es necesario ser inteligente para ser buen jugador de ajedrez? Es cierto que las cualidades necesarias para ser un Gran Maestro tienen más posibilidades de encontrarse en una persona con una inteligencia potente que en otra que no sepa no sepa hacer la “o” con un canuto (dependiendo del tamaño del canuto a lo mejor yo tampoco podría hacer la “o”), pero el no tener un alto CI no excluye per se a las demás.

 

¿Qué significa todo esto? Pues que el ajedrez, al ser competitivo, se basa mucho más de lo que podría parecer en habilidades que no son estrictamente intelectuales. Egeria me dijo una vez, respecto al enfrentamiento entre Deep Blue y Kasparov, que “una máquina es mucho peor que el ser humano en lo que se refiere a sentido común pero compensa este defecto con una potencia de calculo miles de veces mayor. Pero en lo que es incuestionable es que el ser humano mejora a las máquinas en la capacidad de ponerse nervioso, dudar y sentir presión”. Entonces, cuando se enfrentan dos humanos, el que domine estas capacidades mejor que el adversario tendrá una gran parte de la partida ganada.

 

Hay una anécdota que resulta muy útil para mostrar esta conclusión. Cuando Bobby Fischer tenía 15 años se enfrentó en un torneo al ex campeón del mundo MijailTahl. En un momento de la partida Fischer, en vez de mover y anotar la jugada realizada la escribió directamente en su libreta y se la mostró a Tahl cde forma arrogante. Tahl sonrió, se levantó de la mesa y se fue a comentar con algunos ajedrecistas lo ocurrido. Fischer pudo observar que su adversario rompió a reir mientras le miraba, por lo que decidió borrar lo escrito y hacer otra jugada. La partida terminó con la derrota del joven Bobby, a lo que Tahl preguntó:

 

-¿Por qué no hiciste aquella jugada?

-Porque vi que te estabas riendo cuando se la comentabas a los demás.

-Lástima. Habrías ganado.

 

 

1 comentario

Lady Marmalade -

La verdad es que el ajedrez nunca me gustó. Demasiado "ejercicio mental". Recuerdo que mi padre intentó iniciarme en tan intelectual juego a temprana edad, y llegué a participar en un campeonato. En ese campeonato perdí la única partida de la que me acuerdo, y, aparte de lo mala que fuera, el niño en cuestión me ponía muy nerviosa, dando continuos saltitos en su silla xD